English French German Spain Italian Dutch Russian Portuguese Japanese Korean Arabic Chinese Simplified

quinta-feira, 27 de novembro de 2014

El reino de Dios y el paraíso perdido

 El reino de Dios y el
paraíso perdido

Presentamos en esta edición el tema nº 78 del Estudio Sistematizado de la Doctrina Espirita, que está siendo presentado aquí semanalmente, de acuerdo con el programa elaborado por la Federación Espirita Brasileña, estructurado en seis módulos y 147 temas.
Si el lector utiliza este programa para el estudio en grupo, sugerimos que las cuestiones propuestas sean debatidas libremente antes de la lectura del texto que a ellas sigue.
Si es destinado solamente para uso por parte del lector, pedimos que el interesado intente inicialmente responder las cuestiones y solo después lea el texto referido. Las respuestas correspondientes a las cuestiones presentadas se encuentran al final del texto abajo.
Cuestiones para debate
1. ¿Adán y Eva fueron los primeros seres humanos a habitar la Tierra?
2. ¿La migración de Espíritus entre los diferentes planetas constituye una regla o una excepción?
3. ¿Qué enseña el Espiritismo acerca de los exiliados de Capela?
4. ¿Cuál es el significado, según el Espiritismo, de la alegoría pertinente al árbol de la ciencia?
5. ¿Los exiliados de Capela ya volvieron a su planeta de origen?
Texto para la lectura
Las migraciones de Espíritus entre los planetas es un hecho común
1. Moisés relata en el Génesis la historia de Adán y Eva, que habría sido – según la interpretación literal de las Escrituras – los primeros seres humanos habitantes de la Tierra. Creados por Dios, ellos vivían en un jardín de delicias: el Edén bíblico, pero tentados por la serpiente, comieron del fruto prohibido del árbol de la ciencia y fueron expulsados del paraíso para la Tierra, donde su sobrevivencia dependería, a partir de entonces, de su propio trabajo.
2. Esas explicaciones, adecuada al nivel de comprensión del pueblo judío de la época de Moisés, no puede ser aceptada como verdad absoluta en los tiempos actuales, en que el progreso intelectual y científico es mucho más evolucionado. En efecto, las teorías que identifican en los seres humanos el resultado del perfeccionamiento biológico, a lo largo de los milenios, de organismos primitivos que poblaron inicialmente la Tierra, sólo hoy son ampliamente difundidas, aceptadas por la comunidad científica y confirmada por el Plano Espiritual.
3. Los recientes descubrimientos de la Antropología y de la Arqueología no sólo han confirmado esas teorías como ofrecido argumentos a favor de la tesis de la población simultánea de varias regiones del planeta, por medio de pueblos que, aunque oriundos de una única raza – la raza humana -, presentaban características físicas distintas, lo que explica su origen diversificado y su desenvolvimiento independiente.
4. La simbología de la narración bíblica refleja un fenómeno usual en el proceso de desarrollo y evolución de los orbes y de los Espíritus que los habitan. Los mundos progresan a través del crecimiento en moralidad y sabiduría de los seres que en ellos viven. Cuando un planeta alcanza una fase de apogeo en su transición evolutiva, los Espíritus que no acompañan el progreso general del orbe y se volvieron allí elementos de perturbación del bienestar de la colectividad son conducidos a mundos menos adelantados, donde aplicarán su inteligencia y la intuición de los conocimientos adquiridos en beneficio del progreso de la humanidad que los habita.
5. Tales Espíritus expiarán, en contacto con las difíciles condiciones de vida de su nuevo ambiente y entre pueblos más atrasados, las faltas pasadas y el endurecimiento voluntario, sufriendo el azote del dolor que los impulsará a la renovación. Esas migraciones entre los diversos mundos del Universo son periódicas y pueden efectuarse con los elementos de un pueblo o de un planeta.
Los exiliados de Capela ejercieron en la Tierra un papel importante
6. En el Génesis, Moisés registra las reminiscencias de un grupo de Espíritus, personificados por Adán y Eva, que migró para la Tierra, provenientes de un planeta del sistema orbital de la estrella llamada Cabra o Capela, perteneciente a la constelación de Cochero. Hace milenios – informa Emmanuel en su libro “A Camino de la Luz” – ese planeta capelino, que guarda muchas afinidades con la Tierra, alcanzó la cúspide de uno de sus extraordinarios ciclos evolutivos. Algunos millones de Espíritus rebeldes allá se encontraban obstaculizando la consolidación de las penosas conquistas de un pueblo que, en general, era imbuido de virtudes e hicieron merecimiento a la concordia, para la edificación de sus elevados programas de trabajo.
7. Las grandes comunidades espirituales, directoras del Cosmo, deliberaron entonces, localizar a aquellas entidades rebeldes, que se habían vuelto pertinaces en el crimen, aquí en este mundo lejano, donde aprenderían a realizar, en el dolor y en los trabajos penosos de su ambiente, las grandes conquistas del corazón, al mismo tiempo que impulsaron el progreso intelectual de sus hermanos inferiores.
8. En el dolor de su exilio y de la separación de sus entes queridos, fueron ellos recibidos por Jesús que, con sus amorosas advertencias, les despertó las esperanzas de redención en el porvenir y los invitó a la cooperación fraterna para el perfeccionamiento de los pueblos primitivos que habitaban nuestro planeta. A ellos, Jesús prometió la asistencia cotidiana y su venida futura, para indicarles el camino que les posibilitaría el retorno al paraíso perdido.
9. Con el auxilio de aquellos Espíritus afligidos y endeudados, que reencarnaron en las regiones de la Tierra ya habitadas por los pueblos primitivos, las falanges de Jesús procedieron al perfeccionamiento de los caracteres biológicos de los seres humanos que aquí encarnarían y lanzaron las bases del progreso y de la civilización en el planeta. Viviendo entre pueblos primitivos, aun en situación de barbarie, los exiliados de Capela se sintieron degradados, conducidos al ambiente rudo, para expiar sus faltas; pero, intuitivamente, desearon la vuelta al paraíso perdido, cuyo recuerdo en la esfera de la intuición se propagó a través de las generaciones y fue relatada en las páginas bíblicas de forma alegórica.
10. La figura de Adán debe ser comprendida, por tanto, como símbolo de la humanidad terrena. Su desobediencia a las determinaciones divinas representa la infracción de las leyes del bien, en que incurrieron los hombres, particularmente los exiliados del sistema capelino, al dejarse dominar por los instintos materiales. El árbol de la ciencia es una alegoría relativa a la posibilidad de que el hombre discerniera entre el bien y el mal, a través del progreso intelectual y del consecuente desarrollo de su libre albedrío, que acarrea la responsabilidad por sus actos.
Muchos exiliados de Capela aun continúan en la Tierra
11. El fruto del árbol de la ciencia, que florece en medio del “jardín de las delicias”, corresponde al producto de la evolución material y se constituye en el objeto de los deseos materiales del hombre. Comer el fruto es dejarse vencer por las sensaciones de la materia, en detrimento de las conquistas espirituales que cumple realizar.
12. El árbol de la vida simboliza la vida espiritual, es una referencia a las conquistas en moralidad y demás bienes del Espíritus, que el orbe capelino efectuó y que los exiliados ya no pudieron aprovechar por haberse desarmonizado con el ambiente espiritual de aquel planeta.
13. La serpiente simboliza, por su forma y modo de locomoción, la sinuosidad de los malos consejos que, rodeando los obstáculos de la conciencia, consiguen alcanzar al ser, al encontrar los resquicios de la inferioridad en el interior de su corazón.
14. De ese modo, las enseñanzas espíritas relativas a la llamada raza adámica esclarecen el mito registrado en el Génesis y ofrecen una explicación racional para las reminiscencias de las promesas de la venida del Mesías, encontradas en diversas comunidades terrenas.
15. Gran número de los Espíritus exiliados sólo pueden volver a su orbe de origen después de muchas existencias en la Tierra. Algunos, aun, se encuentran por aquí, debido a su endurecimiento en el mal.
Respuestas a las cuestiones propuestas
1. ¿Adán y Eva fueron los primeros seres humanos para habitar la Tierra?
R.: No. Los recientes descubrimientos de la Antropología han ofrecido argumentos a favor de la tesis de la población simultánea de varias regiones del planeta, por medio de pueblos que, aunque eran oriundos de una única raza – la raza humana -, presentaban características físicas distintas, lo que explica su origen diversificado y su desarrollo independiente.
2. ¿La migración de Espíritus entre los diferentes planetas constituye una regla o es una excepción?
R.: Las migraciones entre los diversos mundos del Universo son periódicos y pueden efectuarse con los elementos de un pueblo o de un planeta.
3. ¿Qué enseña el Espiritismo acerca de los exiliados de Capela?
R.: Los llamados exiliados de Capela son una referencia a un grupo de Espíritus, personificados por Adán y Eva, que migraron para la Tierra, provenientes de un planeta del sistema orbital de la estrella llamada Cabra o Capela. Hace milenios – informa Emmanuel en su libro “A Camino de la Luz” – ese planeta capelino que guarda muchas afinidades con la Tierra, alcanzó la cúspide de uno de sus extraordinarios ciclos evolutivos. Algunos millones de Espíritus rebeldes allí se encontraban dificultando la consolidación de las penosas conquistas de un pueblo que, en general, era imbuido de virtudes e hicieron merecimientos para la concordia, para la edificación de sus elevados programas de trabajo. Las grandes comunidades espirituales, directoras del Cosmo, deliberaron, entonces, localizar a aquellas entidades rebeldes en nuestro planeta, donde aprenderían a realizar, en el dolor y en los trabajos penosos de su ambiente, las grandes conquistas del corazón, al mismo tiempo que impulsarían el progreso intelectual de sus hermanos inferiores.
4. ¿Cuál es el significado, según el Espiritismo, de la alegoría pertinente al árbol de la ciencia?
R.: El fruto del árbol de la ciencia, que florecía en medio del “jardín de las delicias”, correspondería al producto de la evolución material y se constituiría en el objeto de los deseos materiales del hombre. Comer ese fruto equivalía a dejarse vencer por las sensaciones de la materia, en detrimento de las conquistas espirituales que nos cumple realizar.
5. ¿Los exiliados de Capela ya volvieron a su planeta de origen?
R.: En parte, sí. Algunos, aun, se encuentran por aquí, debido a su endurecimiento en el mal.
Bibliografia:
A Gênese, de Allan Kardec, cap. 11, itens 38 a 49, e cap. 12, itens 2 a 26.
A Caminho da Luz, de Emmanuel, psicografado por Francisco Cândido Xavier, pág. 34.

Comentários:

Template Rounders modificado por ::Blogger'SPhera::
| 2008 |