sábado, 14 de janeiro de 2012
Energías pensamientos y sus formas.
Nuestro cuerpo físico no es más que la manifestación densa de un conjunto de cuerpos energéticos más sutiles, o sea, cuerpos de luz. Nuestra verdadera identidad es esa energía primordial, que se va moldeando según nuestros sentimientos, emociones y pensamientos. Se puede concluir que el cuerpo físico de cualquier ser es solamente el vehículo para el alma, es decir; el alojamiento de la esencia y su lugar de habitación durante cierto período, a fin de que pueda adquirir conocimiento y evolucionar. Ese período es conocido como vida o encarnación.
El cuerpo denso es la resultante física manifiesta del nivel evolutivo de nuestro espíritu, de nuestros pensamientos, de nuestras emociones. No es el cuerpo físico lo que moldea nuestro espíritu o nuestra esencia, sino que es nuestro espíritu quien moldea nuestro cuerpo físico, gracias a la capacidad que tienen nuestras emociones y pensamientos para modificar a todo instante ese patrón vibracional..
Como nuestro espíritu sufre la influencia directa de nuestros pensamientos y sentimientos, todo cuanto pensamos y sentimos queda impregnado en nuestra esencia. De esa forma, si pensamos cosas buenas, expandimos y ensanchamos nuestra energía. Obedeciendo a la misma regla, si pensamos en cosas negativas y nos ligamos a ellas, perdemos energía, vital. Siendo así, tenemos nuestra esencia alterada negativamente por la influencia de aspectos ruines,pesimistas, densos, mezquinos, materialistas, entre otros.
El cuerpo físico es tan solo el indicador de las condiciones en que el espíritu se encuentra. La enfermedad indica que algo está equivocado, pues aunque se manifiesta en el cuerpo físico, la causa primaria siempre será una desarmonía en el espíritu que se ha impregnado (somatizado) de energías negativas provenientes de sentimientos o pensamientos generadores de conflicto.
Las causas espirituales de los disturbios también son de orden vibracional. Si el campo energético de esos cuerpos de luz se encuentra afectado por la influencia de los sentimientos y pensamientos que rebajan la frecuencia vibratocional, es consecuencia de haber asumido un patrón similar al de los obsesores espirituales. El cuerpo físico es la exposición de la esencia interior, es una especie de mapa del espiritu. Puede expandirse, hacerse mayor o menor según el nivel de consciencia, la evolución espiritual y el estado de espíritu. Cuanto menos expandido esté ese campo energético, más sensible y delicada será la salud física del individuo.
Una persona que padece una enfermedad física cualquiera, tiene su campo de energía debilitado, frágil y con fallas energéticas (causa primaria). Esas fallas o falta de energía en el periespirtu son el comienzo de la enfermedad, que a menudo ni siquiera se ha manifestado todavía en el cuerpo físico. Analizando la cuestión desde ese punto de vista, cuánto más expandida y radiante sea el campo electromagnetico de una persona, más salud en todos los aspectos tendrá. Lo contrario será igualmente verdadero: cuánto más reprimida y menos expandida sea el aura, mayor será la tendencia de esa persona a las enfermedades de cualquier tipo.
Cuando se alcanza una expansión de la energía personal, obtenida de modo natural a través de una plegaria sincera, se hace posible una conexión con la conciencia divina, presente en una frecuencia mucho más sutil que aquella en que vivimos. Esa sintonía hace que el periespirtu sea más sutil también, y esto la hace compatible con las energías superiores, lo cual aporta a la persona bienestar, equilibrio, plenitud, auto-realización, salud general, creatividad, felicidad y un gran placer en vivir.
En resumen, la sintonía mental tiene el poder de moldear el cuerpo de luz, creando vibraciones específicas que se manifiestan hasta el punto de crear formas condensadas. Esas formas energéticas producidas por el pensamiento a partir del cuerpo mental del emisor se revisten de la energía circundante en el plano extra físico, donde se manifiestan, y así se convierten temporalmente en criaturas artificiales vivas, que pueden influir de varias maneras sobre las personas. Una espléndida gama de colores la acompaña, con intensidades y variedades increíblemente intensas.
El cuerpo mental proyecta hacia el exterior una porción energética vibrante de sí mismo que toma una forma determinada por la propia naturaleza de esas vibraciones. Esa actividad mental produce una especie de atracción de la materia elemental del mundo mental, cuya naturaleza es particularmente sutil.
De esa manera, tenemos una forma-pensamiento pura y simple, una entidad viviente, de actividad intensa, creada por una idea que le ha dado nacimiento. Si esa forma está constituida por la materia más sutil, será tan poderosa cuanto energética y podrá, bajo la dirección de una voluntad definida, equilibrada y firme, desempeñar un papel de alta trascendencia.
Las formas-pensamiento son causadas por el pensamiento actuante que genera una forma. Esa forma pasa a ser una energía acoplada al campo energético. Cuando combinadas con la proyección de las emociones interiores, tienden a potenciarse y a vitalizarse como entidades pensantes. Ocurren normalmente en la región de los chakras principales. Se instalan en el aura de la persona, ejerciendo fuerte influencia en su modo de proceder y de atraer acontecimientos.
Toda forma-pensamiento creada adquiere potencia e intensidad conforme a la naturaleza de los deseos del campo emocional que amplifica la significación de la entidad creada por el mentalismo, o sea, la combinación de la proyección del pensamiento con los deseos fortalece y vivifica la forma pensamiento activa.
El cuerpo emocional de ese cuerpo de luz está constituido por una materia más densa, porque es peculiar al hombre de poca evolución espiritual, de bajo nivel de conciencia, enviciado todavía en las pasiones mundanas, en los sentimientos de carácter animalizado y egoísta. A medida que la evolución espiritual y el altruismo van formando parte de la esencia de esa persona, su cuerpo emocional, antes delgado y predominante, se refina y se clarifica de los tonos sombríos característicos de los deseos primitivos y de las pasiones terrenas. La consecuencia en tal caso es que los matices oscuros se disipan, manifestando elevación de conciencia.
El poder de la forma-pensamiento depende de la energía mental combinada con la fuerza de la pasión o deseo.
Principios generales de las formas-pensamiento
Tres principios generales gobiernan la producción de todas las formas-pensamiento:
1. La calidad de los pensamientos determina su color;
2. La naturaleza de los pensamientos determina su forma;
3. La precisión de los pensamientos determina la nitidez de sus contornos.
Cada pensamiento bien definido produce un doble efecto:
1. una vibrante radiación (energía);
2. una forma susceptible de fluctuar por el espacio.
Tipos de formas-pensamiento
Desde el punto de vista de las formas creadas por los pensamientos, podemos dividirlas en tres tipos:
1. Las formas que reproducen la imagen del pensador;
2. Las formas que reproducen la imagen de alguna persona u objeto material;
3. Las formas con facción enteramente propia, expresando sus inherentes cualidades en la materia que atraen a su alrededor.
Desde el punto de vista de las formas creadas por los pensamientos, podemos clasificar su composición en dos tipos:
1. Forma de pensamiento pura;
2. Forma de pensamiento compuesta.
Desde el punto de vista de las formas creadas por los pensamientos, podemos clasificar su campo de acción en tres tipos:
1. Formas de pensamiento que gravitan en torno a su propio creador;
2. Que gravitan en torno a egrégoras compatibles con su patrón energético;
3. Que gravitan en torno a un punto de mira específico.
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