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quarta-feira, 28 de abril de 2010

La Vida y la Muerte.


Desconociendo la complejidad del proceso de la vida, el hombre terreno siempre se ha apegado, principalmente en las civilizaciones occidentales, al concepto negativo de la muerte como frustración total de todas las posibilidades humanas. No habrá ninguna novedad en la expresión sartreana que se propagó por toda la cultura moderna: “El hombre es una pasión inútil.” Fue siempre este el concepto del hombre en la cultura occidental, volcada exclusivamente hacia el inmediatismo. Sartre no revela ninguna perspicacia filosófica en este simple endoso cultural de una posición común del homo faber ante lo inevitable de la muerte. Aunque en las civilizaciones orientales, impregnadas de misticismo, los hombres comunes nunca salieran de este plano inferior de la consideración de la muerte como destrucción pura y simple. La teoría de las almas viajeras, de Plotino, que substituyó en el Neo-Platonismo la teoría de la metempsicosis egipcia, no llegó a popularizarse.




Las hipóstasis espirituales que estas almas flanquearan, después de la muerte, parecían fantásticas, oriundas apenas de la teoría platónica de los Mundos de las Ideas y del deseo instintivo de sobrevivencia que domina al hombre. Mas las pesquisas científicas de la naturaleza humana, particularmente en el campo de los fenómenos paranormales, llegaran a pruebas incontestables de la sobrevivencia del hombre después de la muerte. Esta sobrevivencia implica naturalmente la existencia de planos espirituales (las hipóstasis) en que la vida humana prosigue. El desenvolvimiento de la Física en nuestros días llevó a los científicos al descubrimiento de la antimateria, de las dimensiones múltiples de un Universo que considerábamos apenas tridimensional, a la conquista de los antiátomos y antipartículas atómicas que pueden ser elaboradas en laboratorios, como han sido elaborados. La existencia de las hipóstasis ya no es más una suposición, mas una verdad comprobada. El cuerpo bioplásmico del hombre, como también el de los vegetales y de los animales, fue tecnológicamente comprobado. Los muertos no pueden ser más, considerados muertos. Lo que murió fue apenas el cuerpo carnal de estas criaturas, que Dios no creó como figuras de marionetas para un rápido pasaje por la Tierra.
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| 2008 |