Encontraremos comentarios elucidativos de Allan Kardec, sobre la obsesión y sus variables, así como orientaciones sobre las técnicas desobsesivas eficientes, en los siguientes pasajes del Evangelio Según el Espiritismo: Capítulo X – ítem 6 – Reconciliarse con los adversarios (110ª ed/FEB-pág. 171)
02.03 – LA OBSESIÓN EN
“EL EVANGELIO SEGÚN EL ESPIRITISMO”
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“(…) El Espíritu perverso espera que aquel a quien tiene oje-riza esté encadenado a un cuerpo y, por tanto, menos libre, para atormentarlo con más facilidad, atacándolo en sus intereses o en sus más caros afectos. Hay que ver en este hecho la causa de la mayoría de los casos de obsesión, en modo especial aquellos que presentan cierta gravedad, como los de subyugación y posesión. El obsedido y el poseso son, pues, casi siempre víctimas de una venganza anterior, a la que posiblemente han dado lugar con su conducta. Dios permite que tal cosa suceda para castigarlos por el mal que han cometido o, si no lo cometieron, por no haber tenido indulgencia y caridad y no haber perdonado. En consecuencia, importa, desde el punto de vista de nuestra tranquilidad futura, que reparemos lo antes posible las injusticias que hayamos hecho al prójimo, perdonando a nuestros enemigos, con el objeto de extin-guir antes de la muerte todo motivo de disensiones, toda causa fundada de animosidad posterior.” Capítulo XII – ítem 6 – Los enemigos desencarnados (110ª ed/FEB – pág. 201) “Así pues, podemos tener enemigos entre los encarnados y los desencarnados. Los del mundo invisible manifiestan malevo-lencia por medio de las obsesiones y subyugaciones, a las cuales tantas personas se hallan expuestas, y que son una variedad de-ntro de las diferentes pruebas de la vida. Ese tipo de pruebas, co-mo las otras, cooperan al adelanto del ser y han de aceptarse con resignación y como consecuencia de la naturaleza inferior del glo-bo terrestre.” Capítulo XXVIII – ítem 9 – Oración para los médiums (110ª ed/FEB – pág. 397)
“La experiencia ha demostrado que, en aquellos médiums que no aprovechan los consejos que reciben de los buenos Espíri-tus, las comunicaciones, tras haber tenido algún brillo durante cier-
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to tiempo, van poco a poco degenerando y concluyen por caer en el error, en la verborrea o la ridiculez, señal innegable de que los buenos Espíritus se han apartado de ellos. Obtener la asistencia de los buenos Espíritus, alejar a los frívolos y embusteros, tal debe ser el objeto de los esfuerzos cons-tantes de todo médium serio. De lo contrario, la mediumnidad se convierte en un don estéril, que incluso puede resultar perjudicial para el que lo posee, puesto que podrá degenerar en peligrosa obsesión.” Capítulo XXVIII – ítem 81 – Oración por los obsesos (110ª ed/FEB – pág. 431) “La obsesión es la acción persistente que un Espíritu malo ejerce sobre un encarnado. Presenta características muy diversas que van, desde la simple influencia moral – sin signos exteriores perceptibles – hasta la perturbación completa del organismo y de las facultades mentales. Perturba todas las facultades medianími-cas. En la mediumnidad psicográfica – por la escritura – se tradu-ce en la obstinación de un Espíritu por manifestarse, con exclusión de todos los demás. Los malos Espíritus pululan alrededor de la Tierra, como con-secuencia de la inferioridad moral de los habitantes de ésta. Su acción maligna forma parte de las plagas que en este mundo azo-tan al género humano. Así, pues, la obsesión – como las enferme-dades y todas las tribulaciones de la vida – debe ser tenida por una prueba o una expiación, y aceptada con carácter de tal.